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Sociedad
La parisina ya puede llevar pantalón
El Gobierno francés declara obsoleta en nombre de la igualdad de sexos una prohibición que databa de 1800
Las parisinas ya pueden oficialmente llevar
pantalones sin estar fuera de la ley. Parece una broma machista, pero no
lo es. El Gobierno francés acaba de declarar incompatible con la
igualdad constitucional entre hombre y mujer una prohibición que databa
de 1800. Nadie la aplicaba pero seguía vigente. Hasta que alguien la
desempolvó de los archivos gubernativos y se descubrió que la mitad de
la población tenía que ponerse vestido o ir con faldas por la capital
del Sena.
La iniciativa a favor de la no discriminación
textil parte del senador conservador Alain Houpert. El pasado 12 de
julio escribió a la socialista Najat Vallaud-Belkacem, ministra de
Derechos de la Mujer y portavoz del Gobierno, para preguntar si pensaba
derogar la ley del 17 de noviembre de 1800. Este texto es un edicto
firmado por el prefecto de Policía de París relativo al «travestimiento»
de las mujeres. «Toda mujer deseosa de vestirse como un hombre debe
presentarse en la Prefectura para obtener la autorización», estipulaba.
La prohibición fue promulgada en París porque fue
aquí donde nació en 1792 el movimiento de los 'sans culottes', figura
emblemática de la Revolución Francesa. Aquellos revolucionarios
reivindicaban llevar pantalón para oponerse a la burguesía que vestía
calzones. Pero a las mujeres les fue formalmente prohibido. Hasta ahora.
Únicamente un par de circulares de 1892 y 1909
habían levantado de manera parcial el veto femenino a ponerse pantalón
«si la mujer sujeta con la mano un manillar de bicicleta o las riendas
de un caballo». «Aunque ya no son aplicadas hoy, su alcance simbólico
puede herir nuestras sensibilidades modernas», argumenta el senador
Houpert en su pregunta escrita al Gobierno.
La respuesta ministerial, publicada el pasado
jueves en el Boletín Oficial, constata que el edicto es incompatible con
los principios de igualdad de sexos inscritos en la Constitución
francesa y en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. «De esa
incompatibilidad resulta la derogación implícita de ese reglamento que,
por tanto, está desprovisto de todo efecto jurídico y no constituye más
que una pieza de museo conservada como tal por la Prefectura de Policía
de París», sentencia el Gobierno.
El anecdótico anacronismo trae a la memoria que
la arqueología jurídica no ha sido tan remota en el Parlamento francés,
uno de los menos femeninos de las democracias europeas. Hasta 1980, las
diputadas y las senadoras no podían llevar pantalones en el hemiciclo
como puede dar fe la vascofrancesa Michèle Alliot-Marie. En 1972, la
futura ministra le había soltado al ujier que le impedía el acceso: «Si
es mi pantalón lo que le molesta me lo quito ahora mismo».
Pero los vaqueros siguen proscritos. Lo recordaba
ayer el diario 'Le Parisien', al publicar la noticia de que varias
diputadas han participado en 'jeans' el pasado fin de semana en los
maratonianos debates sobre la ley del matrimonio homosexual. «Los
hombres por el contrario no pudieron escapar a la regla que les prohíbe
entrar en el hemiciclo sin corbata», observaba el cronista
parlamentario.
Fonte e texto íntegro: La Voz de Galicia
Menudo batifondo se tiña armado en Camariñas ao principio dos anos cincuenta.
ResponderEliminarDon Ramón, estaba que metía lume dende o púlpito, e case que excomungando a unas rapazas que se atreveran a deixalos saios, e subían oufanas polo Areal arriba, mentres lucían o seu tipo louzán.
Os mozos encantados; as beatas maldicindo; e o pobo enteiro enfrontado criticando a aquelas ousadas mozas, que se atreveran a desafiar as mais sinxelas normas do decoro e a moral cristiá.
Os tempos corren que é unha barbaridade.
Antonio Puertas